La leyenda del Cempasúchil: la flor del Día de los Muertos

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 2 min.

En México la flor del cempasúchil juega un papel especial en el Día de los Muertos, celebración que busca honrar a los antepasados a través de la creación de altares, visitas al cementerio y ceremonias.

Flor de cempasúchil

Debido a su color amarillo y a su aroma se cree que sirve para guiar a los muertos de regreso a la tierra para mantener viva la unión entre los seres queridos.

Además de su uso ritual, se utiliza también en artesanías y como remedio, ya que su infusión ayuda a curar resfriados y fiebre.

La leyenda del Cempasúchil

Flor de Cempasúchil

Se dice que antes de la llegada de los españoles existió un amor tan profundo que rompió las barreras del tiempo y el espacio. Se trataba de Xóchitl y Huitzilin, amigos desde las infancia.

Durante las tardes, les gustaba subir a la cima de una montaña a regalarle flores a Tonatiuh, el dios del sol. Con el tiempo, sus juegos dieron paso al enamoramiento y una tarde se juraron amor eterno frente al dios que bendijo su unión.

Sin embargo, la tragedia llegó a su pueblo cuando comenzó una guerra. Huitzilin fue reclutado como soldado. Después de varios meses separados, Xóchitl se enteró de que su amado había muerto en el campo de batalla.

Desesperada y sumida en el más profundo dolor, se dirigió a la montaña y le pidió a Tonatiuh ayuda, pues no podía vivir sin Huitzilin y quería estar con él toda la eternidad. Conmovido, el dios decidió enviar un rayo que convirtió a la muchacha en una flor amarilla como el mismo sol.

Allí se posó un colibrí, que en realidad era Huitzilin. Cuando se tocaron, la flor se abrió y mostró sus veinte pétalos. De este modo, la leyenda afirma que mientras exista la flor de cempasúchil y colibríes, el amor de Xóchitl y Huitzilin vivirá por siempre.

Contexto

En la lengua náhuatl, Cempasúchil significa flor de veinte pétalos. Es una especie endémica de México y crece en otoño, muy cerca del 1 de noviembre cuando se celebra el Día de Muertos.

Durante la época prehispánica esta flor se utilizaba como ofrenda, debido a que su color amarillo se asemejaba al sol y servía para guiar el camino de los fallecidos. Por ello, en la actualidad se usa para decorar los altares de los muertos.

Ver también:

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.